Estudios en psiquiatría han lanzado la hipótesis de que sucesos vitales como el estrés puede ser un desencadenante de la enfermedad de Alzheimer.
El estrés es la respuesta del organismo ante situaciones amenazantes o que generan preocupaciones y que se manifiestan con cambios en la capacidad para concentrarse, aumento de presión arterial, dificultades para regular emociones y alteraciones en el ciclo del sueño.
Una de las consecuencias más importantes que presentan las personas con estrés es la depresión. Cuando existe un daño en el hipocampo se tienen problemas en la memoria, concentración y en la regulación de las emociones.
- Sin embrago, el estrés crónico es uno de los síntomas que se encuentra en el historial clínico de las personas que desarrollan Alzheimer en la edad adulta.
Los especialistas han encontrado una elevada hiperfosforilación de la proteína tau en el hipocampo y la corteza prefrontal en un estudio realizado en animales que han sido sometidos a estrés.
- Además, los animales con tau anormalmente hiperfosforilada se les detectó una falta de adaptación a los cambios, una función que requiere el buen funcionamiento de la corteza prefrontal.
Estos resultados complementan los obtenidos anteriormente por estos científicos, en lo que se manifiesta que el estrés conduce a la formación de placas beta-amiloide, otra proteína implicada en la enfermedad de Alzheimer.