La depresión estacional tiene sus orígenes en los cambios de luz que se presentan en las diferentes etapas del año como en el otoño e invierno.
- Investigaciones demuestran que la luz es biodinámica, pues afecta al sistema endocrino y a todos los sistemas biológicos.
En especial, la ausencia de luz solar influye de forma negativa sobre el estado de ánimo y afecta la capacidad del cerebro para el manejo de información.
La depresión estacional se desarrolla más en las temporadas de otoño e inviernos pues se observa un incremento de la depresión y crisis de ansiedad por la escasez de luz natural.
- Esta poderosa influencia de la luz recae sobre los neurotransmisores cerebrales que modifican la atención, el humor y el comportamiento; además altera la salud y rendimiento laboral.
Muchas veces se tiende a usar ropa oscura en estas épocas del año, se come en exceso y nos encerramos en nuestras casas ante la llegada del invierno. Durante esta época llegamos a pasar el 80% del tiempo encerrados y nos negamos a salir al exterior.
- Al pasar tanto tiempo expuesto al encierro durante el invierno, debido al frío y la escasez de luz, es que nos deprimimos y evitamos cada vez más salir al exterior.
Un estudio en fotobiología muestra que una carencia crónica de luz puede ser causa de depresión y desarrollar el trastorno afectivo estacional, además de otras alteraciones de salud como insomnio, estrés, ansiedad, cefaleas, mareos, fatiga crónica, raquitismo, incluso inapetencia sexual, impotencia e infertilidad.